El encargo consistía de diseñar una fachada para la depuradora que el consorcio de Aguas de Bilbao pensaba instalar en el Armintza, en el termino municipal de Lemoniz, Bizkaia.
La situación de la depuradora, en una pequeña vaguada cercana al mar y rodeada de bosques de Eucaliptos, inducía a pensar en un impacto importante en el entorno, más aun cuando el edificio se trata de un gran volumen. Una nave 40 metros de largo, 20 de ancho y más de 6 de altura, sin apenas ventanas ni huecos.
Desde el inicio del concepto del proyecto, se pretendió fragmentar la dureza de una fachada de semejante tamaño y suavizar la monotonía de su planeidad y de su falta de volumen. Por ello se buscó aportar una cierta vibración, que produjera un efecto de aparente desorden controlado, un juego de colores que dialogan con el paisaje, un pixelado de grandes proporciones en la era de la alta definición.
Se eligió un material, que cumpliendo las exigencias de coste y mantenimiento, permitiera un sistema repetitivo, modular y sencillo. Por ello, el panel baquelizado de gran resistencia para exteriores, fijado a una perfilería sencilla mediante remaches lacados en el mismo color que el acabado de los paneles, se reveló como el material idóneo para la cubrición de toda la nave.